El Albergue se encuentra contiguo al Parque Nacional de Picos de Europa. En su ecosistema habitan el rebeco, los corzos, los ciervos, el gato montés y en los valles aún quedan lobos y osos.
En los alrededores del pueblo incluyendo el Parque Nacional conviven más de 140 aves distintas, entre las que destacan el pito negro y el urogallo, y entre las grandes rapaces el buitre leonado y el águila real, que planea sobre los elevados riscos y presenta en estas montañas el núcleo de reproducción más numeroso de la cordillera cantábrica; y el buitre leonado, que anida en los riscos más inaccesibles. Por otra parte, el quebrantahuesos desapareció como especie reproductora en 1935, aunque en los últimos años se están avistando algunos ejemplares en la zona oriental del Macizo. El curioso treparriscos, símbolo de la avifauna rupícula, habita en cortados, riscos y farallones y construye sus nidos en las grietas de los inaccesibles roquedos verticales.
Albergue de Portilla - C/ Crta. Santander, 1 - 24913 Portilla de la Reina - (+34) 649219108 - alberguedeportilla@hotmail.com
En cuanto a la flora destacar los hayedos, los robledares albares y en algunas zonas también los tilos y grandes encinares, además de avellanos, tejos, fresnos y un largo etc...
En las altas cumbres, las plantas son de pequeño tamaño y los arbustos, además de crecer dispersos ya que por encima de los 1.600 m las condiciones climáticas son extremas: fuertes vientos y prolongados períodos de nieve, hacen que el bosque no pueda desarrollarse y soportar estas condiciones. Por tanto, las plantas que viven en este área tienen diferentes respuestas adaptativas en su estructura, como el lastón de montaña (Helictotrichon sedenense) que presenta un biotipo graminoide, un tallo largo y flexible que no se quiebra a pesar de los fuertes vientos que soplan en las cumbres; o la silene sin tallo (Silene acaulis) que con su aspecto almohadillado es capaz de crearse un microambiente adecuado para sobrevivir. Y cuando cae la nieve, las plantas quedan protegidas por ella, en un efecto iglú que las mantiene al abrigo de las heladas más duras.